Problemática que plantea la arqueología del campo de Batalla
En primer lugar está el planteamiento de cómo estudiar los campos de batalla, puesto que estos no se tratan de yacimientos tradicionales donde se encuentran fases de ocupaciones y restos materiales con un orden en específico. Al contrario, los campos de batalla poseen restos dispersos que, en muchos casos, ni si quiera son visibles y que necesitan de otras técnicas para poder ser encontrados. Pero ¿Cuáles técnicas aportan una información valida para el estudio de estos yacimientos?, en concreto se puede determinar que tradicionalmente lo que siempre se ha usado es la prospección a pie, como el trabajo pionero de Edward Fitzgerald para estudiar la Batalla de Naseby[1]. La prospección a pie es muy importante ya que permite recuperar material no metálico, el cual debe ser georeferenciado porque si no lo es, se está perdiendo información importante, igualmente debe ser etiquetado y colocado en el mismo sitio donde fue encontrado para así dar una visión global del campo. En muchos estudios se colocan banderas de color a los materiales de un bando del ejército o masa de población que pelea y otro color al otro bando. Esta prospección debe estar acompañada por una realizada con detector de metales, donde se pueden retomar perdigones de plomo, balas, calibres y cualquier otro resto metálico que se halle en el campo en una distancia de 20 a 30 cm por debajo de la superficie[2]. En éste y en todos los métodos, se debe tomar en cuenta que hay unas condiciones que posee el terreno que permitirán una mejor o peor recolección de evidencias como lo es la compactación del terreno, la visibilidad que se tenga e incluso está comprobado que los resultados dependen en gran parte de la experiencia de la persona que maneja los detectores de metales, ya que por el ruido se puede determinar si es un material u otro. Este método ha sido utilizado de forma particular al estudiar campos de la época moderna, donde se comienzan a encontrar balas cilíndricas, para determinar la posición de la punta de la bala y así saber a dónde estaba dirigida, lo cual da una información muy importante, siempre y cuando la posición de la bala no haya sido alterada. Al recuperar esta información, se debe probar que los restos encontrados pertenecen a la batalla que se está estudiando, tarea que puede resultar más fácil si se encuentran huesos o restos humanos junto a las balas o los restos metálicos, asociación que permite en muchos casos la datación. Además, vestigios como estos generalmente señalan la presencia de cementerios y fosas que yacen cerca[3], aquí conviene decir que el tratamiento de los restos dependerá en gran parte de la legislación de cada país. Igualmente la excavación cumple una función importante en cuanto a que proporciona información valiosa cuando se encuentran trincheras, refugios u otra estructura[4].
Luego existen otros métodos de prospección, que es la denominada geofísica, en la cual se usan gradiómetros o georadars, para determinar estructuras existentes o combustiones debajo del terreno. Éste método permite determinar refugios antiaéreos que se encuentran por debajo del suelo, como el estudio que lleva a cabo el grupo DIDPATRI en los campos de aviación[5], entre otros. En la conferencia mencionada anteriormente, fue resaltada la importancia de los sistemas de información georeferencial, es importante determinar que este método, sin la compañía de otros, como la prospección con detector de metales o la observación del propio campo, no es válido, porque no sirve de nada tener la base de datos del campo sin tener el posicionamiento de los ejércitos, es decir, sin la información proveniente de los restos hallados. Una vez recogida esta información, se pueden formular reconstrucciones en 3d[6], mapas en 2d, entre otras utilidades. Esto lleva al investigador a crear un modelo para la información que se necesita recoger, de acuerdo al periodo y campo de batalla que se quiera determinar, es decir, realizar un modelo conceptual para la investigación, a través del cual se formulará una progresión del nivel de abstracción hasta el cálculo computacional. Sin embargo, aquí se halla otra polémica: ¿es suficiente llevar a cabo el análisis del terreno y conocer como sucedió la batalla?, la respuesta es no, porque estaríamos haciendo lo mismo que realizaba la historia militar al determinar la historia como una sucesión de eventos. A partir de la arqueología procesual, se determina que el objetivo de la arqueología es explicar los procesos mentales que se hallan detrás de los restos y no los restos como tal y esto es lo que planteaba el libro de Bloody Meadows, que el objetivo de la arqueología del conflicto sea también esta búsqueda de la cultura en los distintos periodos, entendiendo la violencia humana como una parte constitutiva de la cultura e importante para la historia en general. Aquí es donde, para mi, reside la mayor importancia del análisis de los distintos campos de batalla, en determinar los modelos específicos de cómo era elegido el campo, de cómo era llevado a cabo el enfrentamiento armado, lo cual forma parte de la propia cultura que tenia la sociedad en el momento y esto se puede ver en el hecho de que un determinado tipo de campo era elegido durante un periodo. La forma de determinar estos modelos es la observación detallada del campo y una comparación con campos del mismo periodo e igualmente, con campos de otros periodos para determinar la diferencia. Para ello, se establece que, para entender un campo de batalla, se deben tener en cuenta tres factores: el propio territorio, el cual es el objetivo de estudio más importante, los dispositivos empleados para defenderse o atacar y los movimientos que pudieron realizar los soldados a través del campo, lo que denominan “mobile architecture”[8]. Con estos tres factores se busca que el análisis de un campo de batalla no sea sólo la examinación de los restos, sino que se refiera más al contexto y a la visión holística de toda la información. Siempre teniendo en cuenta que un campo de batalla no es un elemento estático que se ha mantenido intacto a lo largo del tiempo, lo cual supone uno de los mayores retos de los arqueólogos, que es el saber cómo estos restos han sido afectados por las condiciones climáticas, actividades antrópicas o de otro tipo y así poder introducir el factor tiempo[9] en el estudio de estos campos. Existen distintas teorías usadas para poder acercarnos al pasado a través del presente, como lo es la teoría de juegos[10], que permite analizar las decisiones racionales de los comandantes, incluso es posible delimitar las posibles rutas, lo cual se realiza a través de determinar los gradientes del terreno, el abastecimiento de agua, la formación del ejército y el ritmo de marcha de cada uno. Dicha teoría es usada por el Ing. Xavier Rubio en sus distintos trabajos y soluciona, en una posible medida, uno de los mayores problemas de los campos de batalla ya que a través de ella se puede establecer una posible limitación del campo de batalla, los cuales conforman, en muchos casos, lugares extensos que no pueden ser delimitados, aquí entra el dilema de si se debe hacer la diferencia entre sitios de conflicto y campos de batalla, en tanto que uno se puede delimitar y otros no, lo cual influye tanto en su estudio como en su conceptualización y en su preservación.
El concepto de lo que es un campo de batalla ha cambiado a lo largo del tiempo. En primer lugar ni si quiera se tomaba en cuenta como aporte para la historia hasta que comienza a tomar importancia. Pero aún existe la diferencia entre tratar a un campo de batalla como un sitio o como un paisaje[11], dependiendo en líneas generales de si puede ser delimitado, lo cual influye directamente en la visión de si representa un patrimonio histórico-arqueológico o de lo contrario, no recibe ningún tipo de protección. Aquí se encuentra el problema más fuerte que rodea a los campos de batalla: ¿Es necesario preservarlo o no?, está claro que si es necesario o eso es lo que pensaría cualquier estudiante, profesional o interesado por la arqueología y la historia, primero porque nos proporciona una información única, dentro de un contexto en el que puede ser analizada, aportando información a la cultura de la época que se estudie y a la historia como tal, rectificándola, contrariándola o afirmándola. Pero es cierto, que el modo en que se concibe un campo de batalla o un sitio de conflicto en general, depende de la sociedad cerca de éste o que esté relacionada. Por ello, es que dentro del estudio del campo, se puede incluir el tópico de cómo es percibido el patrimonio por la sociedad, si esta señalizado, protegido, o simplemente abandonado[12]. En ello interviene tanto la sociedad como el Estado mismo y en lo que determine las leyes acerca del patrimonio arqueológico. Un ejemplo de una legislación que trata de proteger el conocimiento de los campos de batalla es la Inglesa, la denominada “English Heritage Register”[13], traducido como registro del patrimonio inglés, la cual destaca la importancia de proteger los campos de batalla, sin embargo, esta ley presenta los campos de batalla como un sitio para ver, cuando en realidad el verdadero patrimonio arqueológico que se encuentra debajo de la superficie está desprotegido y vulnerable al efecto de la actividad de los agricultores, la remoción de tierra y los aficionados con detectores de metales En el caso de la ley española, la ley 16/1985 del patrimonio histórico español posee un título para el patrimonio arqueológico que hace la diferencia entre lo que es un hallazgo casual[14], que debe ser entregado a un museo o institución encargada y lo que es una práctica ilícita de remoción de tierra en lugares donde ya se había encontrado un hallazgo casual, sin embargo, esta ley no es llevada a cabo en la mayoría de los casos, como sucedió con el estudio de la batalla de Baécula[15], donde había un aficionado que había extraído todo de su lugar, a pesar de haberlo situado en un mapa. Cabe resaltar que esta ley no muestra ningún apartado referido directamente a los campos de batalla, ni a su estudio.
El concepto de lo que es un campo de batalla ha cambiado a lo largo del tiempo. En primer lugar ni si quiera se tomaba en cuenta como aporte para la historia hasta que comienza a tomar importancia. Pero aún existe la diferencia entre tratar a un campo de batalla como un sitio o como un paisaje[11], dependiendo en líneas generales de si puede ser delimitado, lo cual influye directamente en la visión de si representa un patrimonio histórico-arqueológico o de lo contrario, no recibe ningún tipo de protección. Aquí se encuentra el problema más fuerte que rodea a los campos de batalla: ¿Es necesario preservarlo o no?, está claro que si es necesario o eso es lo que pensaría cualquier estudiante, profesional o interesado por la arqueología y la historia, primero porque nos proporciona una información única, dentro de un contexto en el que puede ser analizada, aportando información a la cultura de la época que se estudie y a la historia como tal, rectificándola, contrariándola o afirmándola. Pero es cierto, que el modo en que se concibe un campo de batalla o un sitio de conflicto en general, depende de la sociedad cerca de éste o que esté relacionada. Por ello, es que dentro del estudio del campo, se puede incluir el tópico de cómo es percibido el patrimonio por la sociedad, si esta señalizado, protegido, o simplemente abandonado[12]. En ello interviene tanto la sociedad como el Estado mismo y en lo que determine las leyes acerca del patrimonio arqueológico. Un ejemplo de una legislación que trata de proteger el conocimiento de los campos de batalla es la Inglesa, la denominada “English Heritage Register”[13], traducido como registro del patrimonio inglés, la cual destaca la importancia de proteger los campos de batalla, sin embargo, esta ley presenta los campos de batalla como un sitio para ver, cuando en realidad el verdadero patrimonio arqueológico que se encuentra debajo de la superficie está desprotegido y vulnerable al efecto de la actividad de los agricultores, la remoción de tierra y los aficionados con detectores de metales En el caso de la ley española, la ley 16/1985 del patrimonio histórico español posee un título para el patrimonio arqueológico que hace la diferencia entre lo que es un hallazgo casual[14], que debe ser entregado a un museo o institución encargada y lo que es una práctica ilícita de remoción de tierra en lugares donde ya se había encontrado un hallazgo casual, sin embargo, esta ley no es llevada a cabo en la mayoría de los casos, como sucedió con el estudio de la batalla de Baécula[15], donde había un aficionado que había extraído todo de su lugar, a pesar de haberlo situado en un mapa. Cabe resaltar que esta ley no muestra ningún apartado referido directamente a los campos de batalla, ni a su estudio.
Pero si se da el caso de que el campo de batalla se tome como un lugar digno de proteger la pregunta es ¿Cómo se protege y cómo se difunde su conocimiento?, para mí los campos de batalla deben tener una protección, igual que cualquier patrimonio arqueológico, la cual puede ser en forma de Bien de Interés Cultural (BIC). Bajo esta declaración, no sólo se protege al yacimiento de la expoliación o maltrato, sino que también se fomenta su estudio. Una noticia que me llamo la atención hace unos meses fue la siguiente, que pertenece al 4 de Enero del 2010[16]:
El histórico paraje de Medina de Rioseco conocido como el Moclín, donde el 14 de julio 1808 tuvo lugar la histórica batalla que enfrentó en la Guerra de la Independencia a las ejércitos español y francés, podría ser un nuevo Bien de Interés Cultural con el que contara el rico patrimonio riosecano si llega a buen puerto el procedimiento para su declaración en la categoría de Sitio Histórico que acaba de incoar la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León según resolución de 27 de noviembre que publicó el Bocyl el 28 de diciembre.
El Ayuntamiento riosecano promueve la solicitud de la declaración, según acuerdo de pleno de 2008, coincidiendo con el año en el que Rioseco conmemoró el bicentenario de la histórica batalla.
En la resolución se hace constar que el inicio del procedimiento determinará, respecto al bien afectado, la aplicación inmediata y provisional del régimen de protección previsto para los bienes declarados de interés cultural.
El Ayuntamiento riosecano promueve la solicitud de la declaración, según acuerdo de pleno de 2008, coincidiendo con el año en el que Rioseco conmemoró el bicentenario de la histórica batalla.
En la resolución se hace constar que el inicio del procedimiento determinará, respecto al bien afectado, la aplicación inmediata y provisional del régimen de protección previsto para los bienes declarados de interés cultural.
Con esto, se puede ver una iniciativa por parte de los ayuntamientos de proteger sus patrimonios culturales, igual que la iniciativa del Ayuntamiento de Cardona (Barcelona) para intentar recuperar, en la zona de Planès, las fosas de unos 400 soldados que se cree que hay enterrados y que habrían muerto en la batalla de San Quintín el 21 de octubre de 1810, durante la guerra de la Independencia. Para esta investigación se dispuso la realización de prospecciones. Gestiones como ésta deberían ser fomentadas en toda España y en todo el mundo. Aunque al comparar estas recuperaciones casuales de campos de batalla, con la cada vez más creciente recuperación de fosas de la guerra civil[17], se puede reafirmar lo que antes fue mencionado: la preservación de sitios de conflicto muchas veces depende en mayor grado de la relación que posee con la sociedad y de la responsabilidad del gobierno con la misma.
En cuanto a la difusión del conocimiento, hay distintas formas en que se puede desarrollar, entre éstas se encuentran: las señalizaciones memoriales[18], musealizar el campo, realizar recorridos educacionales, entre otras. Pero el problema se halla en la poca visibilidad de los restos que se encuentran en el campo y en cuál de estas técnicas representa la importancia histórica-arqueológica del sitio en cuestión. Es necesario encontrar una medida que llegue al público, sin convertirse en una comercialización o propaganda del campo, basada en el dramatismo o en otros objetivos alejados del conocimiento que se busca transmitir. Para ello, primero se deben realizar las prospecciones y excavaciones que el campo de batalla requiera con el objetivo de revelar su contenido, georeferenciando cada hallazgo para no perder la información, ni el contexto donde fue encontrado y por último lo ideal sería crear un centro de visita[19] cerca del campo de batalla, ya que así no se pierde el campo de batalla como elemento histórico y a la vez se concentra la información extraída del mismo para que pueda ser visualizada, pero en realidad no se qué tan largo sea el alcance que posee un centro de visita en la sociedad, ya que generalmente conformarían lugares tan alejados como muchas veces lo son los campos de batalla. Creo que otra medida que quizás puede llegar más al público es musealizando los restos, junto a reconstrucciones en 3d y mapas en 2d del campo, que expliquen su importancia histórica más que la simple exhibición de los restos en vitrinas, como lo ha venido haciendo el Musée de l’Armee en París [20], donde incluyeron los medios multimedia para la difusión del conocimiento.
Se debe buscar que la sociedad se pueda identificar con el campo de batalla, que lo sienta como suyo, pero eso depende de una cantidad de factores, que nunca se sabe si al aplicar una determinada medida se logrará la repercusión en la sociedad que se busca, pero lo que está claro es que se deben realizar todas las medidas posibles para lograrlo.
Se debe buscar que la sociedad se pueda identificar con el campo de batalla, que lo sienta como suyo, pero eso depende de una cantidad de factores, que nunca se sabe si al aplicar una determinada medida se logrará la repercusión en la sociedad que se busca, pero lo que está claro es que se deben realizar todas las medidas posibles para lograrlo.
[1] SUTHERLAND, Tim. Battlefield archaeology- a guide to the archaeology of conflict. England: British archaeological Jobs Resource, noviembre del 2005, página 13.
[2] SUTHERLAND, Tim. Battlefield archaeology- a guide to the archaeology of conflict. England: British archaeological Jobs Resource, noviembre del 2005, página 21.
[3] SUTHERLAND, Tim. Battlefield archaeology- a guide to the archaeology of conflict. England: British archaeological Jobs Resource, noviembre del 2005, página 36.
[4] Punto resaltado por el Ing. Xavier Rubio en la conferencia.
[6] RUBIO Xavier. Almenar 1710. Victòria Anglesa a Catalunya. Barcelona: Llibres de Matricula, abril 2008, página 80-99.
[8] CARMAN, John. CARMAN, Patricia. Bloody Meadows. United Kingdom: Sutton Publishing, 2006, página 22.
[9] http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:gQXJQj76oDgJ:dugi-doc.udg.edu/bitstream/10256/1198/2/Herramientas_Diapos.odp+arqueologia+del+conflicto+xavier+rubio&cd=6&hl=es&ct=clnk&gl=es. Powerpoint realizado por el Ing. Xavier Rubio.
[10] RUBIO Xavier. Almenar 1710. Victòria Anglesa a Catalunya. Barcelona: Llibres de Matricula, abril 2008. En este trabajo usa la teoría de juegos para realizar las simulaciones.
[11] CARMAN, John. CARMAN, Patricia. Bloody Meadows. United Kingdom: Sutton Publishing, 2006, página 9, explica todos los problemas que existen al tartar un campo de batalla como sitio o como paisaje y su repercusión en la visión de ser un patrimonio arqueológico.
[12] CARMAN, John. CARMAN, Patricia. Bloody Meadows. United Kingdom: Sutton Publishing, 2006, página 28, donde incluye en la investigación el trato que posee el campo de batalla como patrimonio.
[13] SUTHERLAND, Tim. Battlefield archaeology- a guide to the archaeology of conflict. England: British archaeological Jobs Resource, noviembre del 2005, página 9. Explica la manera en que el English Heritage Register trata el patrimonio.
[14] http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/l16-1985.t5.html. Página web donde se encuentra la base de datos.
[15] Punto que destacó el Ing. Xavier Rubio en la conferencia de la arqueología del conflicto.
[16] http://www.eldiadevalladolid.com/noticia.cfm/Provincia/20100104/junta/incoa/procedimiento/declarar/bic/teso/moclin/F50D298B-1A64-968D-5917612E5E91148E. Página web de Valladolid, donde se explica la noticia.
[17] http://plataformasinc.es/esl/Noticias/Identifican-restos-oseos-exhumados-de-fosas-comunes-de-la-Guerra-Civil
[18] SUTHERLAND, Tim. Battlefield archaeology- a guide to the archaeology of conflict. England: British archaeological Jobs Resource, noviembre del 2005, página 5-6. Explica las ventas y el problema de poner señalizaciones memorials en los sitios de conflicto, lo que puede llevar a no tomar en cuenta su importancia histórica.
[19] SUTHERLAND, Tim. Battlefield archaeology- a guide to the archaeology of conflict. England: British archaeological Jobs Resource, noviembre del 2005, página 37. Importancia de la creación de los centros de visita.
Hay sistemas emf que se pueden utilizar para este tipo de detección donde no solo hay objetos metálicos y que se requiere detectarlos
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